lunes, 2 de agosto de 2010

¡PIENSA (COME… DUERME… RESPIRA… HABLA) EN CLIENTES!

Lo que hacemos se llama “servir al cliente”.

 
Y ya está compañeros. La realidad: nosotros estamos para servir a los clientes. Son los que pagan nuestras facturas. Si no cumplimos, pueden irse a comprar a otra parte, y se irán. Los profesionales inmobiliarios que queramos seguir siendo tenemos que estar obsesionados con los clientes. No hay otra forma de decirlo.

 
La Clave

¿Recordamos la primera vez que tuvimos un cliente de nuestra vida? ¿Recordamos la emoción que sentimos cuando el primer “cliente” nos pagó? Pues ese “cliente” es igual que el de ahora. La operación es, sin duda alguna, mucho más compleja, pero los elementos básicos siguen siendo iguales. Si queremos que el cliente vuelva a por más, el servicio dado tendrá que ser condenadamente bueno. También debe serlo su actitud.
Los clientes son geniales. Los clientes son un subidón. Sin embargo, en el mundo de los inmobiliarios se pierde de vista al cliente, para solo ver los honorarios profesionales o mal llamadas comisiones. Casi que al cliente se le tiene por una molestia, o peor aún, como un enemigo (jajajaja).

¡Ojo!, me he encontrado con clientes detestables. Clientes que han faltado al respeto o que me han exigido cosas totalmente disparatadas. (Y unos cuantos que no han pagado la factura). De todas formas, también sé quién me da de comer. Recuerdo claramente el primer cheque que recibí después de establecerme por mi cuenta. Junto con el dinero, el cheque me proporcionó una arrebatadora sensación de libertad y de poder y de trabajo bien hecho. ¡Gran momento!
Aquel día…
me enamoré perdidamente de los… Clientes.

Me encanta “provocar” a mis clientes. Pincharles para que afronten el reto de vender o comprar su vivienda con una actitud diferente. Valeee, nací (o me educaron) un poco agitador. Pero lo hago (rezo para ser así siempre) con respeto, y siempre teniendo presente el interés de los clientes. Quiero que vean resultados estelares (asombrosos/supercalifragilisticoespialidosos), y, por descontado, quiero que paguen bien mis esfuerzos. El Cliente es mi infalible Instrumento de Certificación de Validez.
¿Soy especial? No. No en el mundo inmobiliario. Nosotros los profesionales inmobiliarios podemos quejarnos de los Clientes. Amargamente. Pero los clientes son –en última instancia- la razón de que existamos. Creo que mis servicios profesionales son muy buenos; pero si no hubiera personas que lo necesitaran…, serían castillos en el aire. Tendría un problema y de los gordos. ¿Los Clientes? Los adoro. Cuanto más exigentes sean, mejor.

“somos exactamente igual de buenos que los Clientes que más nos exigen).
¿QUÉ ES UN CLIENTE?

Un “Clientes” es…
• Un socio;

• Alguien con quien tengo una relación intima;

• Alguien con quien voy a recorrer un largo camino;

• Alguien con quien puedo co-invetar el futuro;

• Una persona física o jurídica en cuyos resultados me juego mucho personalmente;

• Alguien con quien no puedo trabajar si la confianza no es absoluta;

• Una persona, como yo, se enfrenta a problemas peliagudos;

• La fuente de mi reputación (para bien o para mal);

• Mi “publicidad oral” número 1;

• Alguien que crece cuando yo crezco;

• Alguien que gana cuando yo gano;

¿Vale? ¿Os parece bien? ¿O no?



Basado en un artículo de Tom Peters