sábado, 30 de octubre de 2010

“win-win”: La creación de nuestra futura industria inmobilia.

El espíritu de cooperación (o filosofía de "win-win").

Este verano, mientras descansaba en el campo, en Ávila, me llamó la atención un blog en el que se hablaba de las diferencias culturales con la sociedad americana. La tesis de su autor era que esas diferencias hacían imposible en nuestro país, y concretamente en nuestra industria inmobiliaria, muchos de los objetivos que aquí tantos defendemos. De forma particular se refería, por ejemplo, a que nuestras diferencias culturales no permitirían crear en España verdaderos MLSs, que funcionaran y que llegaran a permanecer más allá de este tiempo de crisis. Por supuesto fue contestado por muchos.

Desde entonces he pensado varias veces que ése era un buen punto de partida para reflexionar.

Ocurría además que ese blog coincidió en el tiempo con una lectura veraniega de la “Historia de los Estados Unidos” que escribió André Maurois en 1945. Una fascinante coincidencia.

Y ahora que estoy a unas semanas de volver una vez más a ese país para asistir a la Convención de la NAR (la asociación inmobiliaria de EEUU) a comienzos de Noviembre, me parece un buen momento para hablar de todo ello.

Dice Maurois sobre el descubrimiento y la colonización de Norteamérica: “En unos territorios inmensos vivía diluida una población que hoy podría concentrarse en en unas pocas manzanas de casas de Manhattan. De ahí esta consecuencia capital: tan pronto como los exploradores descubrieron esas tierras vírgenes, éstas se transformaron en terrenos de experimentación. Por primera vez unos europeos tenían la suerte de emanciparse, con una travesía de unas cuantas semanas, de las seculares querellas que los dividían; por vez primera, los problemas de la propiedad del suelo con el cortejo de odios que arrastran consigo pasaron a segundo término; por vez primera desde los tiempos prehistóricos, el enemigo más peligroso del hombre no era el hombre, sino la Naturaleza. Por este encuentro de un continente inexplotado con una civilización adelantada, la historia de las sociedades humanas tomó súbitamente un rumbo nuevo”.

Y más adelante, refiriéndose al nacimiento de la nueva “cultura” que empezó a desarrollarse allí, añade: “ Si bien este continente estaba poblado sobre todo por europeos, éstos adquirieron en él unos rasgos nuevos. Era propio de América el poseer durante trescientos años una frontera movediza que se fué desplazando hacia el oeste. En esa franja extrema de la civilización, la vida durísima, la lucha contra la selva y contra el indio, la abundancia de tierras y la necesidad de la ayuda mutua, crearon un tipo humano: el pionero, generoso, independiente, rudo y que no reconocía otra superioridad que la fuerza física y la afición al trabajo. En ese medio ambiente, unos hombres llegados de países harto diversos, acabaron por asemejarse mucho a los naturales de él. En todos encontraban un espíritu de libre cooperación que apenas existía en Europa. Los celos quedaron atenuados en la frontera por la igualdad ante el peligro. Y como el gobierno era incapaz de gobernarlos, los pioneros tomaron la costumbre de gobernarse a sí mismos. El vecino no era un adversario, sino un asociado. De ahí una alegría y una benevolencia que asombraban – y aún asombran – al europeo habituado a las querellas de menor cuantía. Y de ahí también un encontrarse a su gusto al amparo de la libertad, lo que constituye evidentemente un fenómeno nuevo. En los países viejos, las libertades resultaron ser unas conquistas logradas por los individuos frente a unos gobiernos establecidos; en cambio en la frontera americana, era el gobierno quien debía conquistar unos derechos sobre los individuos”.

Para mí éstas son palabras muy inspiradoras sobre la influencia cultural que ha tenido Norteamérica en la evolución de nuestras sociedades y en la economía del mundo en los últimos siglos.
Y son especialmente inspiradoras sobre los cambios “culturales” que necesitamos hacer los inmobiliarios españoles de hoy, si queremos lograr efectívamente que nuestra industria abandone la prehistoria en la que se encontraba y llegue a ser (en pocos años) una de las industrias más avanzadas de Europa, que creo que es un objetivo que está perfectamente al alcance de nuestras manos.

Javier Sierra

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